La Crisis Del Siglo III Y El Fin Del Mundo Antiguo Simón Segura, F. Historia Económica
Exames: La Crisis Del Siglo III Y El Fin Del Mundo Antiguo Simón Segura, F. Historia Económica. Pesquise 862.000+ trabalhos acadêmicosPor: doriankoch • 19/11/2014 • 672 Palavras (3 Páginas) • 535 Visualizações
La crisis del siglo III y el fin del mundo antiguo
Simón Segura, F. Historia Económica (Madrid: Centro de Estudios Ramón Areces:
2000), 39-44
En el año 180, el advenimiento de Cómodo, señaló el principio de un largo período de
desórdenes, que sumieron al Imperio en la anarquía y que coincidieron con los primeros
ataques en las fronteras. Fue la denominada crisis del siglo III. Diocleciano (245-313) y sus
sucesores, a partir del año 284, intentaron imprimir vigor a un organismo dislocado,
sometiendo la economía a medidas reguladoras, pero no lo lograron más que prolongar la
existencia de un espacio mediterráneo demasiado grande y sus esfuerzos no pudieron
impedir la caída de Roma.
La crisis del siglo III se aceleró y agravó debido a los grandes desórdenes que tuvieron lugar a
partir de la muerte de Cómodo. El Imperio atravesó un período de guerras internas y de
invasiones que arruinaron la autoridad del Estado, la disciplina del Ejército, la resistencia en
las fronteras y todas las tradiciones cívicas y morales. Los emperadores se sucedían con una
rapidez inusitada y estaban a merced de un ejército que se había constituido en el árbitro de
los poderes y de las ambiciones. Aprovechándose de estos desórdenes, muchos de los
llamados pueblos bárbaros atravesaron los límites de las fronteras que anteriormente
respetaban. La anarquía todavía se extendió más entre los años 235 y 268.
Como consecuencia de todo ello, la población sufrió mucho. Además de las innumerables
guerras, aparecieron, para completar el cuadro, el hambre y la peste. En el año 250 todas las
provincias se vieron azotadas por una epidemia que se prolongó durante quince años.
Parece que murieron unas 20 millones de personas y el Imperio sólo contó con unos 50
millones, en contra de los 70 de que disponía en el siglo II. La penuria de la mano de obra
paralizaba de forma progresiva el cultivo de la agricultura y el desarrollo de la industria.
Un clima de inseguridad sustituyó la paz que había prevalecido en los siglos anteriores. La
violencia y los pillajes de las tropas o de los bárbaros impedían toda explotación regular de
tierras, talleres y minas. Las grandes vías, mal conservadas y amenazadas u ocupadas, no
proporcionaban la misma seguridad a los transportes que en épocas anteriores. La
disminución del poder de compra de la moneda y la subida vertiginosa de los precios fueron
los aspectos más espectaculares de la crisis y mientras que la masa de la población
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