La alienación bajo la forma de propaganda

La Alienación bajo la forma de propaganda.

Arianna Emperatriz Calderón Molina

C.I.: 19.145.022

El daño de la propaganda ha llegado a todos los rincones del planeta Tierra donde haya seres humanos expuestos a  periódicos, radio, televisión y demás medios de comunicación masivos. ¿Por qué la propaganda es dañina? Porque ata a la persona al imponerle una y sólo una visión del mundo. Un ejemplo de ello es la educación que disfrazada de información no es más que la imposición de una ideología. Otro ejemplo de propaganda dañina es la religión que partiendo de la espiritualidad y de lo que debería ser la búsqueda interna y personal de Dios, nos presenta una imagen exógena de la cual debemos apropiarnos y con la cual nos “con-formamos”.

La propaganda es dañina porque “aliena” al hombre; lo convierte en un animal domesticado que repite cual loro una doctrina que no digiere. Un hombre alienado fácilmente se individualiza y se distancia de la colectividad así como también se distancia del mundo hecho por él mismo. Entonces, qué es sino un robot un hombre que no es parte de una colectividad y que no trabaja como expresión de su ser. Estamos frente a un círculo vicioso en el cual la propaganda bien sea comunista o capitalista aliena y un humano alienado es más fácil que siga siendo esto a que rompa las cadenas de la propaganda en búsqueda de la verdad.

Es tan equivocada la propaganda que quienes la defienden lo saben, quienes tratan de imponer una visión del mundo parten del reconocimiento de que hay otras visiones. Es este el origen de un deseo egoísta de querer que una visión prevalezca sobre las otras, muchas veces mediante el uso de la violencia, ilegitima violencia.

La propaganda al intentar imponer una idea aparta al hombre de lo que es verdad. En el mundo globalizado de hoy estamos tan bombardeados de propaganda a través de los diversos medios de comunicación que depende de nosotros mismos cultivar la virtud de saber discernir entre la realidad y la mentira. He allí lo impresionante y maravilloso del ser humano; que a pesar de que le impongan creer en una visión del mundo y que él por obligación crea que es verdad, no pierde el germen en su interior de discernir entre lo verdadero y lo falso. El hombre tiene la capacidad de hallar la verdad en su interior y es la verdadera educación la que ayuda al hombre a esto: a descubrir la verdad dentro de sí.