A Intolerância à Lactose
Por: André De Souza Nogueira • 8/7/2021 • Trabalho acadêmico • 1.215 Palavras (5 Páginas) • 182 Visualizações
Intolerancia a la Lactosa
La intolerancia a la lactosa a menudo se confunde con la alergia a las proteínas de la leche, sin embargo, sus mecanismos fisiopatológicos son completamente diferentes. La intolerancia a la lactosa no está relacionada con una respuesta inmune, sino con un cambio en el proceso metabólico de absorción y digestión del azúcar lactosa, como consecuencia de la deficiencia de la enzima lactasa, cuya producción por los enterocitos se encuentra disminuida o ausente (Cidral et al. 2013; Lember, 2012; Ortolani et al., 2006).
La etiología de esta alteración es variable y puede ocurrir por mecanismos independientes, predisposición genética, alteración de la microflora intestinal, enfermedad celíaca, enfermedad de Chron o gastroenteritis inducida por fármacos. En general, se clasifica en primaria, secundaria o congénita (Arroyo, 2010; Mattar et al., 2012; Wortmann, et al. 2013).
La intolerancia primaria está relacionada con una condición autosómica recesiva en la que ocurre una disminución fisiológica en la producción de enzimas por los enterocitos. En realidad, su producción disminuye gradualmente después del destete, con tendencia a desaparecer hasta la edad adulta. Aunque se trata de un proceso fisiológico natural, algunos adultos persisten en la producción de lactasa, denominada "lactasa persistente". Esta mutación, presente en la región promotora de la enzima, se considera una condición autosómica dominante y puede transmitirse como herencia genética (Sequeira et al., 2014).
La deficiencia secundaria se define por la existencia de una situación fisiopatológica, casi siempre asociada a enfermedades desabsorbentes o enfermedades diarreicas crónicas (enfermedad de Crohn, enfermedad celíaca y el síndrome del intestino irritado), así como quimioterapia, radioterapia y algunas infecciones, como VIH, rotavirus y parasitosis. En general, en estas condiciones, se produce la pérdida de enterocitos, por descamación o citotoxicidad, con la consiguiente disminución de la producción de lactasa. Por tratarse de una condición adquirida, puede ser reversible (Usai-Satta et al., 2012).
La forma congénita es la más rara y también la más grave de todas, y cuando no es diagnosticada al inicio, suele ser fatal. Al igual que la intolerancia primaria, también es de origen genético, autosómico recesivo, en el que el niño nace con ausencia total o parcial de la enzima. En esta condición, ocurre una mutación en la región codificadora de la enzima. Cuando esta es homocigótica, determina la ausencia de actividad lactasa, cuando en heterocigosis, determina actividad parcial (Sequeira et al., 2014).
En condiciones metabólicas normales, la lactosa ingerida en la dieta se transforma en glucosa y galactosa por la lactasa producida por los enterocitos. Una vez absorbida, la galactosa es metabolizada a glucosa por la enzima galactasa (una enzima de síntesis hepática), por lo que puede ser utilizada como fuente de energía por el cuerpo (Mattar et al., 2012).
Además, cuando la producción de lactasa está ausente o disminuida, el disacárido de lactosa no puede ser absorbido, quedando así en la luz intestinal y puede usarse como fuente de azúcar para enterobacterias que generan propionato, acetato y butirato (subproductos del metabolismo) en forma de gas, que son exhalados por el pulmón.
Así, en el método de valoración del hidrógeno espirado se puede identificar esta alteración de la enzima, ya que esta prueba utiliza la medida del hidrógeno respiratorio, siendo el patrón oro para el diagnóstico (Branco et al., 2018).
Entre algunos síntomas de intolerancia a la lactosa destacan las heces blandas, diarreas, flatulencias, dolor y distensión abdominal, y en algunos casos vómitos (Branco et al., 2018).
Pruebas de Estudios Utilizadas en el Diagnóstico.
El diagnóstico de intolerancia se basa en la exploración física y la búsqueda completa de detalles del paciente, su historia gestacional, familiar y dietética, así como factores desencadenantes, como la introducción precoz de la alimentación complementaria (Branco et al., 2018).
Una de las pruebas más simples y efectivas para identificar la intolerancia a la lactosa es la restricción dietética, en la que el paciente permanece sin consumir ningún producto con lactosa por un período de siete días, mientras se reevalúa sus síntomas. Aunque es simple, barato y eficaz, no es posible diferenciar la intolerancia a la lactosa de la alergia a las proteínas de la leche, y serán necesarias otras pruebas para un diagnóstico diferencial.
La prueba oral consiste en administrar 50g de lactosa por vía oral al paciente y valorar la glucemia en ayunas y 30, 60 y 120 minutos después de la administración. La prueba se basa en la capacidad de las personas para absorber lactosa y, en consecuencia, para tener un aumento de glucosa en sangre de 20 mg / dL o más (Misselwitz et al., 2019).
También es posible medir el hidrógeno en el aire exhalado después de la ingestión oral, ya que la fermentación de la lactosa por las bacterias presentes en el intestino produce gases que se absorben y exhalan en forma de hidrógeno. Cuando se observa un aumento en la producción de hidrógeno después de ingerir la lactosa, esto puede significar malabsorción de lactosa y su fermentación (Canani et al., 2016).
Misselwitz et al. (2019) describen una serie de comparaciones entre las diferentes pruebas diagnósticas de intolerancia a la lactosa. Estos datos se muestran en la Tabla 1.
Tabla 1
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